Al llegar de regreso a casa, solté mi morral y me pregunté: ¿Lo haría de
nuevo?. Todavía me lo pregunto: lo haría?
Allí estaba yo; de pie, a pocos metros de la entrada de una cueva. A
contados segundos de enfrentarme a mis temores primitivos en un solo lugar y
todo al mismo tiempo. Temores que muchas personas comparten y que una vez
iniciara el recorrido, aparecerían inclementes a mi encuentro: miedo a la
oscuridad, al encierro, a los insectos. Se sumaría el temor a los temblores y
derrumbes, el miedo a la inmersión por no saber nadar, miedo a lo desconocido.
Era inevitable. La decisión estaba tomada. Mi esposa y yo haríamos un viaje que
me esculcaría a profundidad a través de la Espeleología.
Llegó el momento para la foto en aquél lugar. De repente el instante fue
interrumpido por la voz del guía quien, sin proponérselo, llevó al extremo
las emociones diciendo: "La impresión que se llevarán será intensa
porque pasarán de la luz a la oscuridad, del espacio amplio a un lugar estrecho
y de este nivel a uno más profundo". Todo empeoró. Quizá el guía
que nos acompañó en el recorrido dio las instrucciones necesarias antes de
iniciar la aventura; seguramente pronunció algunas palabras, tal vez más de las
que puedo recordar. Pero fue esa frase la que se quedó en mi cabeza haciendo
eco hasta nuestro regreso. También recuerdo que en algún momento tomé la mano
de mi esposa y le hice una confesión susurrada: "Tengo miedo!".
Les ha pasado? han sentido como sus emociones son llevadas al límite?
Seguro que sí; tan seguro como que todo terminó bien, de tal modo que hoy
han podido leer estos renglones, lo cual me alegra y les agradezco. Luego hubo
más de esa adrenalina de la que hablan los amantes del deporte extremo.
Todos hemos experimentado miedos en algún momento de nuestras vidas. La
mayoría son temores transitorios que se resuelven espontáneamente. Quienes
sufren temores que se repiten, notarán que el miedo interfiere con su
funcionamiento diario. En casos severos debería descartarse en ellos una fobia
específica. Todos necesitamos un cierto grado de ansiedad en nuestra vida,
pero cuando la ansiedad paraliza y se interpone a nuestro desempeño, entonces
allí la ansiedad es patológica.
Aprovecho la oportunidad para aclarar la diferencia que existe entre las
palabras ansiedad, fobia y pánico. Vienen al caso decir que existen límites que
definen claramente sus significados y su importancia para el
médico.
Cuando alguien sufre de trastorno de ansiedad
generalizada experimenta excesiva preocupación, difícil de controlar y
esto le causa mucho malestar porque se presenta con diferentes situaciones.
La fobia por su parte es un trastorno de ansiedad en el que hay temor
marcado a un determinado objeto o a una situación en particular que normalmente
genera una conducta de evitación. Las fobias son diversas e incluyen temores
exagerados a animales, insectos, a alturas, al agua, a lugares cerrados, a
conducir, volar, ver sangre, recibir una inyección, a hablar en público, a las
entrevistas y muchas más.
Por otro lado, los ataques de pánico y el trastorno de pánico son
problemas comunes en la sociedad actual. Una persona con ataques de pánico
puede presentar episodios de miedo intenso que comienzan repentinamente y se
prolongan por varios minutos. Suelen presentar dolor en el pecho o dificultad
para respirar, lo que hará que los pacientes y sus familiares tomen
la decisión de dirigirse al servicio de urgencias. En el
trastorno de pánico, los pacientes experimentan ataques o crisis de pánico de
manera inesperada y recurrente. Generalmente se preocupan por futuros ataques y
evitan situaciones que pudieran causarles una crisis.
Nuestra mente, nuestros pensamientos albergan eso que puede paralizarnos
o impulsarnos a actuar. Entonces, aclarado esto, no me da temor decir que
mi caso particular reunió ansiosamente miedos, fobias y pánico. Sobreviví
finalmente.
Ahora, para terminar, debo responder a mi pregunta inicial con un
categórico sí, lo haría de nuevo. Me lanzaría a la aventura y esta vez lo
disfrutaría al extremo. Se animan ustedes?
Les dejo la invitación para que exploren sus temores o miedos, para que
dejen en un extremo las fobias, sabiendo que para ello no tendrían que esperar
a estar frente a sus propias “cuevas”. Para esas emociones extremas: Sí hay un
límite!
Que buena invitacion Doctor. Cuando decidimos afrontar nuestros miedos nos damos cuenta que la mayoria de los temores fueron provocados por nuestro propio miedo y lo que ocasiona ese miedo es el temor a afrontarlo.
ResponderEliminar"NO HAY NADA QUE INSPIRE MAS TEMOR EN UN HOMBRE QUE TOMAR CONCIENCIA DE CUAN CAPAZ ES Y DE CUANTO PUEDE LOGRAR" (Soren Kierkegaard))
Muchas gracias por leer mi publicación y por dejar este comentario tan valioso. Saludos.
ResponderEliminarMe gusta su publicacion. Interesante manera de presentar datos medicos. Gracias
ResponderEliminarGracias a usted Mario. Planeo entrelazar sucesos reales, experiencias médicas con contenido médico - científico de fuentes confiables. Gracias por leer esta publicación.
ResponderEliminarSoy aficionado de los deportes nauticos y de los deportes extremos. La proxima vez que practique uno de ellos lo disfrutare mas y trataré de encontrar una enseñanza. Me gustó la forma como escribio este articulo y usó una anécdota para compartir saberes. Su anterior publicacion también me gustó mucho. Saludos Dr Rueda
ResponderEliminarMuchas gracias por leer mi publicación y dejar su comentario. Me complace saber que el objetivo se cumple. Seguiré trabajando en ello. Saludo cordial
ResponderEliminarlo felicito doctor buen texto y buena manera de hacernos afrontar nuestros miedos.
ResponderEliminarMuchas gracias por acompañarme con la lectura de esta publicación y por dejar tu comentario. Saludos
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