domingo, 14 de octubre de 2012

Emociones extremas: hay un límite?


Al llegar de regreso a casa, solté mi morral y me pregunté: ¿Lo haría de nuevo?. Todavía me lo pregunto: lo haría?

Allí estaba yo; de pie, a pocos metros de la entrada de una cueva. A contados segundos de enfrentarme a mis temores primitivos en un solo lugar y todo al mismo tiempo. Temores que muchas personas comparten y que una vez iniciara el recorrido, aparecerían inclementes a mi encuentro: miedo a la oscuridad, al encierro, a los insectos. Se sumaría el temor a los temblores y derrumbes, el miedo a la inmersión por no saber nadar, miedo a lo desconocido. Era inevitable. La decisión estaba tomada. Mi esposa y yo haríamos un viaje que me esculcaría a profundidad a través de la Espeleología.

Llegó el momento para la foto en aquél lugar. De repente el instante fue interrumpido por la voz del guía quien, sin proponérselo, llevó al extremo las emociones diciendo: "La impresión que se llevarán será intensa porque pasarán de la luz a la oscuridad, del espacio amplio a un lugar estrecho y de este nivel a uno más profundo". Todo empeoró. Quizá el guía que nos acompañó en el recorrido dio las instrucciones necesarias antes de iniciar la aventura; seguramente pronunció algunas palabras, tal vez más de las que puedo recordar. Pero fue esa frase la que se quedó en mi cabeza haciendo eco hasta nuestro regreso. También recuerdo que en algún momento tomé la mano de mi esposa y le hice una confesión susurrada: "Tengo miedo!".

Les ha pasado? han sentido como sus emociones son llevadas al límite? Seguro que sí; tan seguro como que todo terminó bien, de tal modo que hoy han podido leer estos renglones, lo cual me alegra y les agradezco. Luego hubo más de esa adrenalina de la que hablan los amantes del deporte extremo.

Todos hemos experimentado miedos en algún momento de nuestras vidas. La mayoría son temores transitorios que se resuelven espontáneamente. Quienes sufren temores que se repiten, notarán que el miedo interfiere con su funcionamiento diario. En casos severos debería descartarse en ellos una fobia específica. Todos necesitamos un cierto grado de ansiedad en nuestra vida, pero cuando la ansiedad paraliza y se interpone a nuestro desempeño, entonces allí la ansiedad es patológica.

Aprovecho la oportunidad para aclarar la diferencia que existe entre las palabras ansiedad, fobia y pánico. Vienen al caso decir que existen límites que definen claramente sus significados y su importancia para el médico.  

Cuando alguien sufre de trastorno de ansiedad generalizada experimenta excesiva preocupación, difícil de controlar y esto le causa mucho malestar porque se presenta con diferentes situaciones.

La fobia por su parte es un trastorno de ansiedad en el que hay temor marcado a un determinado objeto o a una situación en particular que normalmente genera una conducta de evitación. Las fobias son diversas e incluyen temores exagerados a animales, insectos, a alturas, al agua, a lugares cerrados, a conducir, volar, ver sangre, recibir una inyección, a hablar en público, a las entrevistas y muchas más.

Por otro lado, los ataques de pánico y el trastorno de pánico son problemas comunes en la sociedad actual. Una persona con ataques de pánico puede presentar episodios de miedo intenso que comienzan repentinamente y se prolongan por varios minutos. Suelen presentar dolor en el pecho o dificultad para respirar, lo que hará que los pacientes y sus familiares tomen la decisión de dirigirse al servicio de urgencias. En el trastorno de pánico, los pacientes experimentan ataques o crisis de pánico de manera inesperada y recurrente. Generalmente se preocupan por futuros ataques y evitan situaciones que pudieran causarles una crisis.

Nuestra mente, nuestros pensamientos albergan eso que puede paralizarnos o impulsarnos a actuar. Entonces, aclarado esto, no me da temor decir que mi caso particular reunió ansiosamente miedos, fobias y pánico. Sobreviví finalmente. 

Ahora, para terminar, debo responder a mi pregunta inicial con un categórico sí, lo haría de nuevo. Me lanzaría a la aventura y esta vez lo disfrutaría al extremo. Se animan ustedes?

Les dejo la invitación para que exploren sus temores o miedos, para que dejen en un extremo las fobias, sabiendo que para ello no tendrían que esperar a estar frente a sus propias “cuevas”. Para esas emociones extremas: Sí hay un límite!

8 comentarios:

  1. Que buena invitacion Doctor. Cuando decidimos afrontar nuestros miedos nos damos cuenta que la mayoria de los temores fueron provocados por nuestro propio miedo y lo que ocasiona ese miedo es el temor a afrontarlo.

    "NO HAY NADA QUE INSPIRE MAS TEMOR EN UN HOMBRE QUE TOMAR CONCIENCIA DE CUAN CAPAZ ES Y DE CUANTO PUEDE LOGRAR" (Soren Kierkegaard))

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por leer mi publicación y por dejar este comentario tan valioso. Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Me gusta su publicacion. Interesante manera de presentar datos medicos. Gracias

    ResponderEliminar
  4. Gracias a usted Mario. Planeo entrelazar sucesos reales, experiencias médicas con contenido médico - científico de fuentes confiables. Gracias por leer esta publicación.

    ResponderEliminar
  5. Soy aficionado de los deportes nauticos y de los deportes extremos. La proxima vez que practique uno de ellos lo disfrutare mas y trataré de encontrar una enseñanza. Me gustó la forma como escribio este articulo y usó una anécdota para compartir saberes. Su anterior publicacion también me gustó mucho. Saludos Dr Rueda

    ResponderEliminar
  6. Muchas gracias por leer mi publicación y dejar su comentario. Me complace saber que el objetivo se cumple. Seguiré trabajando en ello. Saludo cordial

    ResponderEliminar
  7. lo felicito doctor buen texto y buena manera de hacernos afrontar nuestros miedos.

    ResponderEliminar
  8. Muchas gracias por acompañarme con la lectura de esta publicación y por dejar tu comentario. Saludos

    ResponderEliminar